El último gran fracaso español
Esta es la historia de un proyecto que podía haber supuesto miles de empleos y ha acabado sumándose a la lista de fracasos colectivos españoles. Ya ocurrió con Eurodisney, pero según parece los españoles no aprendemos y preferimos perder un ojo si nuestro adversario politico se queda ciego. Así nos luce el pelo.
A finales de 2011 empezaba a escucharse y leerse mucho en los medios una nueva palabra: Eurovegas. Esperanza Aguirre anunciaba que una gran empresa americana estaba dispuesta a realizar una multimillonaria inversión en España para poner en marcha un gigantesco complejo de ocio, turismo y juego. La empresa era Las Vegas Sands (LVS), capitaneada por Sheldon Adelson, un peculiar empresario que responde como pocos al prototipo americano del hombre hecho a sí mismo, que ha pasado de compartir habitación con todos los miembros de su familia de inmigrantes a viajar en su propio 747 privado.
Cómo empezó todo
Eurovegas llegaba a los medios en 2011, pero los contactos entre la compañía americana y las autoridades españolas se remontaban a muchos años atrás: la idea de desembarcar en España era un proyecto que Adelson acariciaba desde al menos una década antes, si bien en el año de 2008 se tuvo que congelar la idea por los problemas que atravesó Las Vegas Sands.
Después de destaparse el proyecto se desató una batalla entre Madrid y Barcelona por ser el lugar en el que debía ubicarse el complejo: hasta tres terrenos diferentes en la capital y otros cerca de la ciudad catalana sonaron como posibles sedes para Eurovegas y se inicia una rivalidad político económica que llega a recordarnos a las ligas más duras entre Mourinho y Guardiola.
Responsables de ambas comunidades autónomas viajaron a Las Vegas en varias ocasiones, y directivos de LVS se reunían con políticos madrileños y catalanes con regularidad mientras la prensa -y al menos parte del público- se desvivía por saber dónde iba a estar Eurovegas.
Alcorcón era el lugar elegido
La primera decisión fue elegir Madrid, en lo que supuso un éxito político de Esperanza Aguirre, pero todavía había que decidir en qué punto estaría entre tres posibles ubicaciones: Alcorcón, unos terrenos dentro del término municipal de la capital y otros en Paracuellos, muy cerca de Barajas.
La ciudad en el sureste de Madrid, al borde de la carretera de Andalucía, fue finalmente la elegida. Alcorcón, de unos 170.000 habitantes, tenía ante sí la oportunidad de su historia, y no era algo baladí para una población que no es una excepción a los elevados niveles de paro españoles -aunque sus cifras no son de las peores- y que acumula una descomunal deuda municipal.
Rápidamente se empezó a hablar de terrenos e incluso alguna empresa cotizada registró fuertes subidas en bolsa por tener una parte de ellos. Se dispararon las especulaciones sobre los plazos y sobre la colocación de la primera piedra en una carrera en la que los políticos parecía tener mucha prisa y LVS demostraba tener muy poca, como corresponde a alguien que va a arriesgar miles de millones.
La izquierda entra en campaña
Durante todo el proceso y prácticamente desde los primeros anuncios la reacción de la izquierda fue poco menos que feroz: el proyecto se encontró con la oposición feroz de un PSOE que, fuera del Gobierno, de la Comunidad de Madrid y de todos los ayuntamientos implicados se negó incluso a conocer de primera mano los planes de Las Vegas Sands y simplemente se limitó a desprestigiar a Eurovegas y al propio Sheldon Adelson.
No fueron los únicos, eso sí: toda la oposición en la Asamblea de Madrid se puso en contra de un proyecto, si bien los argumentos que usaban en su contra eran cuanto menos llamativos como las objeciones morales sobre el juego y otros males que en teoría van asociados a él, como la prostitución.
Pero lo peor eran las acusaciones más o menos veladas de graves delitos: de relaciones con la mafia china a "blanqueo de dinero, narcotráfico, prostitución y criminalidad", como decía sin sonrojarse un diputado socialista. IU, por ejemplo, no dudaba en plantear que, de llegar al poder o simplemente contar con la suficiente "influencia", "Eurovegas no existirá".
Incluso, en una táctica habitual, se llegó a promover una plataforma -Eurovegas no- formada por asociaciones de distinta índole, la mayor parte controladas por IU y el PSOE que convocó algunas manifestaciones con escasísimo número de asistentes.
Lo cierto es que, pese a la feroz campaña de la izquierda el proyecto recibía, al menos según las encuestas publicadas, un apoyo mayoritario de la población madrileña.
Esta inseguridad jurídica resultaba aún más preocupante teniendo en cuenta las reacciones políticas que el el proyecto había generado, no sólo ámbitos marginales, sino incluso en partidos de gobierno como el PSOE.
Desde el primer momento Eurovegas se convirtió en un auténtica bestia negra para la izquierda española en general y madrileña en particular, así como para los sectores más retrógrados de la derecha. Todos los partidos de la oposición en la Asamblea de Madrid, PSOE, IU y UPyD, se han opuesto frontalmente al proyecto, algunos con una insólita virulencia, como el propio PSOE, cuya posición podría haber resultado clave en la posición de LVS de buscar protección frente a hipotéticos cambios legales en el futuro.
Uno de los aspectos más sorprendentes del asunto es que el líder del PSOE en Madrid, Tomás Gómez, se había negado a conocer el proyecto cuando este saltó a la luz pública. Tal y como desveló Libertad Digital en su momento, el socialista se negó a mantener una reunión con los responsables del proyecto en España. Pese a este voluntario desconocimiento de lo que se quería llevar a cabo, Tomás Gómez no ha tenido el menor empacho en criticar el proyecto.
En ocasiones hablaba del "desorbitado" crecimiento de la prostitución que supondría Eurovegas. En otros momentos prefería atacar a Las Vegas Sands o a su presidente y máximo accionista, acusándolo de "financiar a la extrema derecha de EEUU". Y en no pocas ocasiones se ha lanzado a dar "noticias" que más tarde eran desmentidas incluso por la propia empresa americana.
Desde IU las críticas también resultaron feroces e incluso se llegó a superar el nivel de la crítica para alcanzar el de la amenaza: "Si depende de nosotros no existirá" llegó a decir el portavoz comunista en la Asamblea de Madrid, Gregorio Gordo, asegurando que "de contar con la suficiente influencia" impediría la puesta en marcha del proyecto. Ya de paso, el comunista acusaba al proyecto de que Alcorcón se iba a convertir "en un polo de atracción para el blanqueo de dinero, la droga y la prostitución".
La crítica saltó desde estos partidos a determinados colectivos creados ex profeso para la ocasión, así nació una asociación llamada Eurovegas No que llegó a convocar manifestaciones con un escasísimo éxito, eso sí. Incluso algunos artistas habitualmente más vinculados a la izquierda más radical –Juan Diego Botto y Rosa Regás entre ellos- se unieron a la lucha, e incluso llegaron a lanzar un vídeo sobre las siete plagas de Eurovegas que explicaba los problemas iba a traer el proyecto.
Curiosamente, la extrema izquierda coincidía en este asunto con algunos sectores de la jerarquía eclesiástica, que fueron también muy críticos con Eurovegas, como el obispo de Getafe, que se mostraba "muy preocupado" por la importancia del juego en el proyecto y llegaba a decir que "no se puede crear empleo a cualquier precio". Como se puede ver, todos los críticos con Eurovegas compartían, a pesar de llegar desde posiciones muy dispares e incluso contrapuestas, un rasgo en común: todos tienen un confortable y muy bien remunerado puesto de trabajo.
La negociación se tuerce
Mientras tanto, las negociaciones seguían, entrando en fases más difíciles que comprometían los plazos que se habían anunciado. El desarrollo empezaba a acumular retrasos: el estudio de viabilidad de LVS con algunos detalles del proyecto, por ejemplo, llegaba meses después de lo esperado: bien entrado el verano en lugar de en primavera.
Tras el verano el revelo de las negociaciones pasó al Gobierno central, lo que generó cierta tirantez con la Comunidad de Madrid, que veía el proyecto peligrar por la indecisión de Rajoy. Los problemas, no obstante, parecían solucionarse, la Ley Antitabaco dejó de ser un problema y, hasta pocas semanas antes de la noticia final fuentes del ejecutivo aseguraban que la negociación iba bien.
Finalmente, el pasado 13 de diciembre saltaba la bomba informativa: el Gobierno rechazaba las nuevas condiciones puestas sobre la mesa por LVS, Eurovegas nos decía adiós y con ello España se despedía de los miles y miles de trabajos y los millones de inversión.
Los verdaderos motivos del fracaso
La pregunta es por qué LVS impone unas condiciones especiales que no ha exigido en otros de sus proyectos. ¿Qué tiene de especial España? ¿Por qué cuando la negociación parecía encaminada se ha llegado a este punto muerto? Hay muchas respuestas posibles y cada uno puede hacerse su composición de lugar. Pero todo apunta a que ha habido dos factores que han pesado muchísimo en la decisión final: las dudas sobre la seguridad jurídica de nuestro país y el miedo a los posibles futuros gobernantes (algunos de ellos habían amenazado directamente a la empresa).
Cuando cualquier empresario (Sheldon Adelson o un chaval de 25 con una idea novedosa) se plantea un nuevo proyecto, lo normal es que comience realizando un plan de negocio. El objetivo es hacerse un itinerario a varios años vista, con estimaciones de ingresos y gastos, para saber si tiene sentido lanzarse a la aventura. La primera pregunta debe ser: ¿cuál es la previsión de ganancias?, ¿qué riesgos hay asociados a esta empresa?, ¿merece la pena invertir todo este dinero?
Evidentemente, si LVS se planteó en su momento desarrollar una ciudad de ocio en terrenos de Alcorcón es porque le salían las cuentas, al menos en un escenario como el actual. Pero nadie sabe cómo será el futuro cercano. Y todo apunta a que aquí ha estado la clave de toda esta cuestión. Las posibilidades de que nuevas leyes acabaran con los beneficios esperados han hecho que Adelson se lo replanteara todo. Hay que tener en cuenta que el plazo de amortización de una inversión así es muy amplío. Seguramente el plan de negocio incluía previsiones a 20 ó 30 años vista, como mínimo. España, en su conjunto no ofrecía suficientes garantías. Por eso, decidió exigir un aval extra al Gobierno.
En realidad, no es tan extraño que LVS se haya hecho esta composición de lugar. En algunos de los aspectos más importantes de su negocio se ha cambiado la legislación en numerosas ocasiones en los últimos años. Y se anuncian nuevas sorpresas para el futuro próximo. Todo esto por no hablar de lo que podría ocurrir en un nada descartable Gobierno PSOE-IU tras las próximas elecciones:
Tabaco: es de lo que más se ha hablado desde que comenzó a gestarse el proyecto. Probablemente no fuera tan importante, aunque de nuevo volvemos al plan de negocio. Con tabaco en los casinos quizás las previsiones de beneficios eran unas y sin tabaco eran un poquito más bajas. El Gobierno prometió cambiar la norma, pero siempre sin demasiada convicción. Y la oposición tomó la bandera de la salud para reivindicar su rechazo al proyecto. Rosa Díez incluso habló de "atentado a la soberanía nacional".
Legislación laboral: en un proyecto turístico como éste, parece claro que la flexibilidad laboral es casi una exigencia. Eurovegas habría tenido picos de asistencia (por ejemplo, cuando coincidiesen 3-4 grandes convenciones) y otras temporadas más tranquilas. Lo normal es que la empresa busque una legislación que le permita adaptarse a las condiciones del mercado. Pues bien, la reforma laboral del Gobierno todavía no está cerrada. En lo que hace referencia a la dualidad, prácticamente no ha supuesto ningún avance. Y el PSOE ha prometido que la derogará en cuanto llegue a Moncloa.
Impuestos: otra cuestión que está completamente abierta. En lo que hace referencia al Impuesto de Sociedades, por ejemplo, tanto el Gobierno como la oposición han hecho declaraciones sobre la necesidad de que las grandes empresas paguen más. Y la UE está preparando una normativa para impedir casos como el de Google, que tributa en Irlanda por todas sus filiales en el continente. No es el clima más favorable para las inversiones.
Y no sólo el IS. En el coste laboral de un trabajador se incluye el neto (lo que realmente cobra) y la parte de IRPF o cotizaciones correspondiente. LVS tendría que atraer talento a Eurovegas, desde ejecutivos especializados en turismo hasta cantantes de éxito para los espectáculos. Todos ellos pedirán cobrar cantidades elevadas, a las que habrá que sumar los impuestos sobre el trabajo. La última propuesta del POSE, por ejemplo, habla de gravar con mucha más intensidad a las rentas elevadas. ¿Cuánto dinero extra supondría para un negocio como éste? ¿Qué implicaciones tendría en su plan?
Expropiaciones: dice el refrán que "cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar". Pues bien podrían haber pensado algo parecido en LVS viendo lo ocurrido con las expropiaciones en los últimos años. Por ejemplo, en el tema de las autopistas de peaje, varias de las concesionarias han quebrado porque los tribunales les han impuesto un precio desproporcionado a los terrenos sobre los que se han construido. Se han pagado terrenos rústicos a precio del centro de Madrid. ¿Qué seguridad tendría Adelson de que a él no le pasaría lo mismo?
La pérdida de los juegos olímpicos y la enorme inseguridad jurídica existente hizo que España no superase el examen y convirtió lo que podía haber sido el proyecto más ilusionante para Madrid y todo el país en los últimos años en un nuevo fracaso, otro más, de nuestro país.
Lo peor de todo, es que nuevamente muchos pobres diablos mal informados se alegraron de nuevo del fracaso de sus enemigos políticos, sin saber que en realidad también fracaso es suyo. Pasó con Eurodisney, pasó con los Juegos Olímpicos y lo remataron con Eurovegas.
En otros paises, hay unión para alcanzar los grandes proyectos. En el nuestro hay coincidencia en arruinarlos. Que pena.
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